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Michel Chapoutier Cornas Temenos 2018: ¡Un vino de otro mundo!

Tesoros de CAVA 1888 - Por: Juan Carlos Canavaggio - Presidente de CAVA 1888.
 
¨Es de color negro profundo salpicado de violeta. En nariz se perciben notas de grafito, gelatina de fruta negra y laurel, complementada con notas de cedro y hojas de higuera; y en boca, es amplio en la entrada, luego grande en el paladar medio con taninos aterciopelados. Muestra un agradable equilibrio entre frescura y potencia con una gama aromática dominada por especias, agradable fruta negra madura y notas de hollín.¨ 
 
   

El pasado 4 de enero se celebró el Día Internacional del Braille, el lenguaje universal escrito para los ciegos, ese que tiene puntitos y que se utiliza para que ellos puedan leer. En la industria del vino es muy poco frecuente ver una etiqueta diseñada con Braille. El único productor que conozco que hace esto es Michel Chapoutier, basado en Tain l´Hermitage, en el Valle del Ródano, Francia. Conocí a Michel en la ciudad de Chicago en el año 2005. Había leído sobre él y sus grandes vinos, pero nunca había tenido la oportunidad de probarlos.  Esa tarde tuve un tête à tête con Michele, quien me presentó todos sus mejores vinos, muchos de los cuales eran difíciles de conseguir y a precios prohibidos.  Fue una clase maestra y yo su único estudiante, por unos breves treinta minutos. Uno de los recuerdos más memorables de la degustación fue ver y sentir que cada etiqueta de sus vinos estaba marcada con Braille. Michele quería que los ciegos del mundo pudieran claramente identificar sus vinos y saber lo que estaban tomando.  Me pareció una iniciativa única. Con eso, Michel le muestra al mundo que no solo es un gran productor de vino, sino que tiene un gran sentido de inclusión social. 

El Cornas Temenos 2018 tiene un color purpura oscuro, un vino de mucha concentración a la vista. Su encanto comienza cuando te llevas la copa a la nariz y comienzas a sentir esos aromas de especies, frutos negros, roble, y laurel. Al probarlo, los taninos son sumamente sedosos y elegantes, la fruta es concentrada dejando un final largo y persistente. Es un vino que está delicioso ahora de joven, pero tiene un potencial de guarda por lo menos de 20 años. Una añada tan buena como las 2018 muestra claramente que los buenos vinos se pueden disfrutar desde joven, a diferencia de otros años, cuando el tiempo en botella es sumamente necesario para que el vino salga a relucir. Este es uno de esos vinos tintos que uno dice WOW, me alegro haber probado esto temprano.

Hay que dar gracias a Dios por esas oportunidades y porque tenemos los cinco sentidos en orden.  A veces perdemos la humildad de reconocer lo valioso que son esos detalles, el poder ver, oler, sentir, degustar.  Lo bello del vino es que aunque una persona ciega no pueda ver el color, puede disfrutar plenamente de su aroma y sabor, y en este caso, sabiendo exactamente lo que está tomando. Ahora que estamos pasando por el COVID, uno pierde totalmente el sentido del olfato y el gusto. Por mas que puedas ver, el mundo sin aroma y sin sabor, pierde toda su dimensión. La comida y el vino no saben a nada.  

Todos esos detalles hay que tomarlos en consideración, y sentirse agradecidos plenamente cuando los tenemos en orden. Ok de vuelta al vino...

Cornas es una AOC (Apelación de Origen Controlado) muy pequeña en la parte norte del valle del Ródano. Solo produce vinos tintos exclusivamente de la cepa Syrah, por ley. Debido es que es un área pequeña, sus producciones tienden a ser limitadas.  El nombre Cornas es de origen Celta y significa tierra quemada.  Se dice que el Rey Luis XV era un gran fanático del vino de Cornas. Su tradición vitivinícola data del año 885 y realmente en Panamá no ha existido una oferta de esta región hasta ahora.

El nombre Temenos, proviene de origen griego y significa un terreno delimitado consagrado a un dios, excluido de usos seculares.  ¡Tremenda inspiración para el nombre de un vino! ¡Tenemos suerte nosotros los mundanos, de poder probar este vino! La verdad que el vino está de otro mundo, exquisito y delicioso. Es una de esas joyitas que aparecen de vez en cuando, y que cuando se descubren vale la pena comprarse unas 12 botellas para poder disfrutarlo en los próximos 20 años. Y cuidado que se lo acaban mucho antes! ¡No digan después que no les dije!

  ¡Chin Chin!, Juan Carlos Canavaggio.

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